Cueva de Palestina: El paraíso subterráneo de San Martín

Para llegar a la Cueva de Palestina, se tiene que llegar primero al pueblo de Alto Mayo, una comunidad donde todos los visitantes son recibidos con la calidez que caracteriza a los lugareños de rioja, que siempre tienen una amistosa sonrisa en el rostro.

Comienzo de la travesía

Antes de adentrarse en el corazón de la tierra, los visitantes se preparan con botas y cascos, para asegurarse de tener una experiencia segura y cómoda. Una pequeña explicación es narrada, acerca del emprendimiento que dio como resultado un programa de turismo rural comunitario en esta zona.

La Cueva de Palestina tiene dos grandes entradas. De una de estos portales nace el Río Jordán, un paraíso para los peces que habitan en sus aguas. Esta garganta es llamada “Activa”. Su contraparte tiene por nombre “Fósil”, pues permanece seca, es por allí donde se realizan los recorridos por sus 3500 metros de profundidad.

El templo de las estalactitas

En el interior de la caverna se extienden las intrincadas formas de piedra. Las estalactitas y estalagmitas se crean según los caprichos de la naturaleza hasta alcanzar una complejidad y belleza similar a las catedrales antiguas de altares bañados en pan de oro.

El recorrido toma una hora durante la cual se descubren curiosas formaciones rocosas, como el tío sabio, el pasadizo de los murciélagos, altar de los novios o las columnas de Sansón. Los nombres religiosos de varios lugares, se deben al fervor evangélico que tienen los nativos de la región.

Dentro de la cueva, se pasará por estrechos pasillos que obligan a los turistas a agacharse para continuar con el recorrido, hasta llegar a amplias salas, cuyos techos se elevan muy arriba sobre las cabezas.

Habitantes de las profundidades

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Guácharo o pájaro tayo

El mundo subterráneo de la Cueva de Palestina alberga animales que van más allá de la imaginación. Aparte de los murciélagos, clásicos habitantes de cavernas y grutas, se encuentran los pájaros tayo o guácharos.

Entre sus peculiaridades se deben nombrar sus bigotes de gato. Además, sus crías son bastante obesas, llegan a pesar más que sus padres. Esa es la razón de otro de sus apodos: «Pájaros aceitosos». Estas aves viven en colonias y solo salen a volar por las noches.

Los insectos tampoco se quedan atrás en rareza. En la Cueva de Palestina se encuentran “Arañas Látigo”, una especie que es mitad escorpión y mitad araña. A diferencia de otros invertebrados, cuida a sus crías, a quienes carga en su espalda.

Tiene la apariencia de una araña gigante con pinzas en sus patas delanteras. Llega a medir 70 centímetros, pero no posee veneno y es inofensiva. Su aspecto atemorizante la han llevado al estar en peligro de extinción, aunque es famosa. Un ejemplar de esta especie aparece el “Harry Potter y el cáliz de fuego”.

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(Fuente: El Comercio)